Llegó la hora -dijo la Morsa- de hablar de muchas cosas:
de zapatos y barcos y sellos. De repollos y reyes. De por qué el mar está hirviendo y de si los cerditos tienen alas. (
Lewis Carroll)
¿Tú tienes alas?
(Y de acá para abajo escribo YO)

sábado, 6 de marzo de 2010

Sueño de resaca

Lo siguiente es una delirada total.

(Pensando con los ojos cerrados)
¿Dónde estoy?
En mi cama.
¿Por qué supongo que es mi cama?
Porque estoy durmiendo en ella...

(Abro los ojos)
No es mi pieza. No son mis medias. No es mi novia. No es mi día.

Sábanas de una noche agitada,
lagañas de resaca,
aliento a cenizas y vasos vacíos,
mente en blanco.

¿Éste es mi cuerpo?
Más allá de las uñas largas, lo demás coincide.
¿Soy John Malkovich?
No, por suerte soy yo. Sólo que no recuerdo haber traído mi cuerpo conmigo.
¿Y mi mente?
Ésa no aparece hasta mañana.
¡Carajo! Hoy tenía que estudiar.
O primero volver a casa.

(Levanto mis pantalones del suelo y me voy)

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