Llegó la hora -dijo la Morsa- de hablar de muchas cosas:
de zapatos y barcos y sellos. De repollos y reyes. De por qué el mar está hirviendo y de si los cerditos tienen alas. (
Lewis Carroll)
¿Tú tienes alas?
(Y de acá para abajo escribo YO)

martes, 13 de septiembre de 2011

Olor a primavera

Con la ventana abierta como si fuera una noche de verano,
pero entra olor a algo dulce como la vainilla, y gritos de gatas en celo.
Se me enfrían los dedos de los pies, y sé que en este preciso momento una nueva flor está naciendo.
Sin saber bien cómo explicarlo, comencé a escribir esto que sentía, y sé que si no logro una buena idea en dos oraciones más, no voy a publicar esta nota; no esta noche, no ahora.
Pero es que sin ser 21 de septiembre todavía, el polen contagia los sentidos (Listo, me llegó la inspiración). No es sólo la alergia entre 4 de cada 10 conocidos, sino también el buen humor, los besos, la ropa de colores contenta por salir del armario después de varios meses, es una mezcla entre sonrisas y aroma a jazmín.
Los cerezos florecieron. Rosados, escondidos tras los muros de cemento y semáforos fríos como las baldosas de la plaza cercana a la casa de la chica que sufre en sus noches por amores vacíos y compartidos. Dulces sueños para ella, ojalá también abra su ventana esta noche.
Aunque tal vez la primavera no sólo ocurra afuera, tal vez la llevemos dentro: como un estado de ánimo, lo que todos esperamos después de un invierno opaco. Me falta papá Noel nomás y desear un feliz año nuevo.
Los pájaros se levantan cada vez más temprano, podría empezar a copiarles.
Achís!

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